sábado, 4 de noviembre de 2006

noviembre dulce

o eso me gustaría, aunque el inicio del mes, como (desgraciadamente) todos los anteriores, no ha sido muy afortunado. No puedo negar que ando en una etapa rara de mi vida. Tras tomar una decisión, pienso que afortunada, y emprender una nueva etapa de mi vida solo, hay una parte de mi que muy a menudo se retrotrae al pasado, a pensar si no me equivoqué, si estaba más feliz antes... y andan esos pensamientos ahí flotando de vez en cuando. No puedo decir que sea del todo feliz, y sin embargo, tampoco puedo quejarme de la vida que llevo, y si es cierto que tengo lo que me he ganado. Depresivo por naturaleza? tal vez...

El mal tiempo no ayuda, la verdad, y este otoño/invierno raro tampoco. La melancolía aflora, la noche cae pronto y da lugar a soledades no queridas que ocupan la mayor parte del día.

Y si inauguro el mes con un mal resfriado, de estos que, ni te tienen en cama, ni te dejan estar al 100%, peor aún. Fiebre que va y viene, la cabeza que me da vueltas en la oficina, planes que se van al garete consecuencia de no encontrarme decente... podríamos decir que esto puede ser un desastre. Aunque algo bueno tenía que tener, y es que mientras andaba yo sudando mis 38 de fiebre esta mañana, me ha dado pro retomar este espacio. Hay que ver el lado positivo de las cosas. El negativo, que podría estar yo en Málaga ahora mismo, haciendo algo diferente, con gente diferente, y en lugar de eso, se quedan mis microbios haciéndome compañía. Otra vez será. Aunque juro que esta noche, así vaya con el moquillo de pendientes, salgo y me desquito, que ya habrá semana para curar bien esto (iluso yo...).

Por cierto... me encanta Granada en esta época. Es una ciudad triste, sosegada, cerrada en sí misma, y en estos meses, desprende un aroma de ciudad perdida maravilloso. Y en noches de luna llena como la de hoy, se transforma en mágica (por eso quiero disfrutarla hoy, a pesar de todo).

Ya se que la foto es de lo peor... pero que quereis? cargado con las bolsas del Corte Inglés, a una mano, los guiris despistados de Plaza Nueva empujándome, el móvil que tampoco es una maravilla para las fotos nocturnas... pero... a que es bonita la luna sobre la ciudad, recortando la silueta de la Alhambra? (la imaginación al poder...).

Y como música de fondo para rematar la tarde fría... esta canción de los Alan Parson magistralmente versionada por Noa que me han recordado en el súper del Corte... lo que lloré con ella en su tiempo...


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